Al abuelo de mi papá, MANUEL MADRAZO ARCOCHA, le fue expropiada su Hacienda del Lobo en lo que hoy es San Francisco del Rincón, Guanajuato, por mandato de PLUTARCO ELIAS CALLES (1924/1928) durante su régimen presidencial ; mi papá se acordaba claramente de ver llegar a su abuelo a vivir a la Ciudad de México, con una gran tristeza pues lo habían despojado de casi todo. Solo le dejaron un área de terreno que muchos años después se vendería para cría de ganado de lidia, pues no era posible sembrar nada en ese terreno. Era una hacienda muy productiva en grano y leche así como los derivados de esta. A la pérdida de la hacienda, tuvo que vender (como ellos le decían) la casa de Industria pues ya no había para mantenerla y vivió en una pequeña casa que estaba en las orillas de la ciudad, hoy Lomas Virreyes y ahí murió de tristeza, entre otras cosas.
Por el lado de mi mamá, su abuelo Don Fernando Rubio Figueroa era el dueño de la hacienda de San Antonio Calichar, cerca de Apaseo el Alto, Guanajuato, y mi abuelo Don Federico Mondragón Chávez trabajaba como administrador de la hacienda, pero por ser hijo ilegítimo de Don Fernando Rubio Figueroa y como el no tuvo hijos de su matrimonio, hereda al morir el 50% de sus propiedades a la familia Mondragón Ochoa y el otro 50% se lo deja a su sobrino, hijo de su hermana, mismo que no hizo el reparto como debía y por el lado de mi mamá, también se quedan sin la parte de la hacienda que les correspondía. Mi mamá fue la menor de 14 hermanos y su papá muere cuando ella tenía 7 meses de nacida. De herencia de su papá le había dejado a mi mamá, una huerta que estaba ubicada junto al acueducto de Los Arcos en Querétaro, misma que durante toda la vida de soltera de mi mamá, hasta los 30 años, fue muy productiva y mi abuela recibía buena paga de todo lo que ahí se cultivaba.