“Mencionar la cocina de San Jerónimo trae a mi mente: alegría, convivencia, conservar y promover las tradiciones mexicanas, el arco de la cocina adornado con mosaicos de talavera y lleno de moldes de pescaditos de bronce para el ate, racimos de uvas de plástico que disfrutábamos de arrancarlas y masticarlas, alboroto de toda la casa, cocinar a la antigua usanza en cazuelas de cobre, de barro o de peltre según lo que fuera a prepararse.”
Hacienda San Jerónimo nace de todas esas vivencias en una casa que se asemejaba a una antigua hacienda, donde se inventaron muchos platillos para agasajar a los invitados y familiares, pues era una casa abierta a recibir a quien lo necesitara”
– Isabel Castellot Mondragón